domingo, 22 de mayo de 2016

Pedido de Informes de la Legislatura porteña sobre los metropolitanos de la dictadura

El destino de los 38 exonerados

Con el apoyo de entidades de derechos humanos, el legislador Del Corro quiere que le informen si los ex represores siguen en la fuerza, otro secreto bien guardado. Se recordó el tercer aniversario de la represión en el Borda.

Carlos Rodríguez

El legislador porteño Patricio del Corro (PTS-FIT), con el apoyo de entidades de derechos humanos, presentó un proyecto de informes para que el Gobierno porteño precise si todavía permanecen en la Policía Metropolitana 38 oficiales exonerados que habían tenido actuación durante la última dictadura cívico-militar. En la presentación de la iniciativa se recordó el tercer aniversario de la represión en el Hospital Borda por parte de esa fuerza de seguridad porteña. Se resaltó que esos agentes exonerados “provenían de sectores de inteligencia de la Policía Federal Argentina” que habían tenido una participación central en delitos de lesa humanidad.

El planteo de Del Corro, quien estuvo acompañado por la diputada nacional Myriam Bregman (PTS-FIT), cuenta con el respaldo de Ernesto Moreau de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), Graciela Rosemblung de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre (LADH), Cachito Fukman de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos y Alejandrina Barry del CeProDH, entre otras organizaciones sociales y políticas.

Del Corro precisó que “el pedido de informes busca conocer toda la verdad sobre esta policía cuando sabemos que el 70 por ciento de su cúpula cumplió funciones durante la última dictadura, además es conocido que muchos de sus integrantes provienen de las Fuerzas Armadas y del sector de Inteligencia de la Federal”.

Recordó, en el mismo sentido, que “el día de la salvaje represión en el Borda estaba al mando del operativo la División Especial de Operaciones Especiales, comandada por el comisionado mayor Raúl Ricardo Ferrón, un genocida, experto en inteligencia que ingresó a la Policía Federal en 1976”. El legislador recalcó que “ninguno de los sucesivos funcionarios responsables del Gobierno porteño, ni (el hoy presidente Mauricio Macri, ni (María Eugenia) Vidal ni (Horacio) Rodríguez Larreta, han sido procesados, en cambio sí los trabajadores” Cristina Díaz Além, la enfermera Susana Bejarano, Carina Maloberti del SENASA, la fotógrafa Belén Rebollo, Horacio Melnik de Talleres Protegidos y Daniel Catalano, secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado- Capital.

Se recordó que “el Informe final de la Comisión de Evaluación de la Incorporación de Personal proveniente de otras Fuerzas de Seguridad a la Policía Metropolitana de diciembre de 2010 y los informes posteriores del CELS, de los años 2011 y 2013 (...) establece que 38 de los altos mandos de esa Policía, sobre un total de 52, cumplieron funciones en las fuerzas de seguridad en los años de la última dictadura militar: qué cantidad de estos miembros continúan aún en sus cargos y funciones”.

Sobre los 38 “altos mandos” cuestionados se pide al Gobierno de la Ciudad que diga “cuáles fueron los motivos y la fecha” en la que fueron exonerados y que se precise “la cantidad, nombre completo, DNI y legajo de efectivos provenientes de las Fuerzas Armadas que ingresaron en cada año a la Policía Metropolitana desagregando por fuerza de origen”. En este punto se señaló que se debería mencionar “en que sectores” de la Metropolitana “cumplen funciones los 186 miembros de la fuerza provenientes de las Fuerzas Armadas, según consta en Expediente 93771/13” del Gobierno porteño.

En el punto 6 del proyecto se pide información completa sobre “los 27 integrantes del personal superior de la Policía Metropolitana provenientes del área de Inteligencia” de la Federal. Este dato consta “en el informe final de la Comisión de Evaluación de la Incorporación de Personal proveniente de otras Fuerzas de Seguridad”. Esa información es coincidente con lo denunciado por el CELS.

Otro dato que se requiere es para que se identifique al personal que “recibe o haya recibido adiestramiento en cursos de especialización realizados en el país o en el extranjero, detallando: dónde se realizó la instrucción, clase de preparación, objetivos de tal instrucción, duración y año en que se realizaron los mismos”.

En los fundamentos, se subrayó que “el pedido de informes conlleva una importancia vital en el proceso de memoria, verdad y justicia que los Organismos de Derechos Humanos han abogado por 40 años” porque “los genocidas de ayer aún están presentes y activos en la actualidad”. El requerimiento está basado en el decreto 4/2010 y a la Ley 25.520, que establecen que debe relevarse toda información o documentación vinculada “con el accionar de las Fuerzas Armadas durante el período comprendido entre los años 1976 y 1983, así como toda otra información o documentación producida en otro período, relacionada con ese accionar”.

Se dejó constancia que la información solicitada “es necesaria para la continuación de los juicios contra los que participaron del genocidio perpetrado en la Argentina y, por ende, no puede ser considerada información secreta ni reservada”. El planteo del legislador porteño puntualizó que “el encubrimiento de los partícipes del último genocidio en nuestro país se ha visto evidenciado por cuanto esos mismos han participado en el período constitucional abierto en la Argentina desde 1983 de feroces represiones paradigmáticas por su contenido político e ideológico”.

Los datos que se requieren son consecuencia del “informe final de diciembre de 2010 de la Comisión de Evaluación de la Incorporación de Personal proveniente de otras Fuerzas de Seguridad a la Policía Metropolitana” que precisó que “más del 70 por ciento de los altos mandos, esto sería 38 oficiales, entre Comisionados, Comisionados Generales y Comisionados Mayores- tuvieron actuación en fuerzas de seguridad en los años de la última dictadura militar, incluidos los cuatro Superintendentes de la fuerza”.

“Muchos de esos altos mandos revistaron en la tristemente célebre Superintendencia de Seguridad Federal de la PFA, organismo que jugó un rol relevante dentro del aparato represivo que ejerció el Terrorismo de Estado”. El citado informe es “uno de los ejes de referencia” y “no obedece a razones caprichosas o metodológicas, sino que basa su razón de ser en la necesidad de avanzar sobre las omisiones y falencias en las que incurrió el Poder Ejecutivo al momento de la labor de la Comisión y que su mismo Informe final, deja en evidencia”.

En uno de los párrafos de ese informe se reconoció que las falencias se deben a “la ausencia en muchos casos, sobre todo en los legajos de los altos mandos, de la foja de servicios de la fuerza de seguridad de origen; y la ausencia en casi todos los legajos revisados del certificado de antecedentes disciplinarios emitido por la fuerza de origen”. A eso se suma, afirmó Del Corro, “la discrecionalidad para aportar información parcial o para directamente hacer caso omiso por parte del Ministerio de Justicia y Seguridad de los datos solicitados” con anterioridad y nunca proporcionaos hasta hoy.

El requerimiento planteó también la necesidad de que este tema sea “uno de los ejes de debate de la Legislatura” porteña porque “la información contenida en los legajos resulta muy desigual y, en la mayor parte de los casos, insuficiente para conocer los antecedentes policiales de los aspirantes de modo que permitan realizar una evaluación seria”.

Esta situación “resulta agravada cuando se trata de personal policial que ha prestado servicios en el período de la dictadura (1976-1983). En esos casos, la sola presentación de certificado de prestación de servicios oficiales, en cualquiera de sus formas, resulta insuficiente para conocer el carácter de las tareas…” realizadas en esos años.

Lo que se reclama en el pedido de informes es “la individualización de este personal, sus funciones y destino teniendo en cuenta a la gravedad que significa, que luego de dar a conocer la cantidad de altos mandos que cumplieron funciones en la dictadura, no se conoce que se haya tomado alguna medida o haya habido algún informe al respecto”. Muy por el contrario “el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires encabezado en aquel entonces por el hoy presidente de la Nación Mauricio Macri utilizó dicho personal con instrucción militar para llevar adelante represiones que han sufrido los trabajadores y el pueblo pobre de esta Ciudad”.

Como ejemplo se citó “la represión en el parque Indoamericano el 7 de diciembre de 2010, con el tristemente saldo de 3 muertes producto del accionar de la Policía Metropolitana y la represión en el Hospital Borda el 26 de abril de 2013 contra trabajadores y pacientes, donde no hubo muertos solo por el azar, teniendo en cuenta el tipo de armas utilizadas”. Del mismo modo se mencionó “la represión ocurrida en la Sala Alberdi el 12 de marzo de 2013 cuando efectivos de la Metropolitana llevaron a cabo el desalojo del Centro Cultural San Martín”. En ese hecho, quedó demostrado que la fuerza policial “utilizó armas de fuego para desalojar a quiénes estaban allí realizando la ocupación pacífica de la sala”.

Como conclusión se resaltó que “estos hombres que ayer fueron parte de la dictadura, hoy utilizan la experiencia represiva acumulada en el genocidio, para reprimir a los trabajadores, a los sectores populares y a la juventud que reclaman por sus más elementales derechos” y se hizo mención “uno de los casos más paradigmáticos, el del comisionado mayor Raúl Ricardo Ferrón, nombrado en la Policía Metropolitana por Resolución 233 MJYSGC/10, experto en inteligencia que ingresó a la Policía Federal en 1976”. En el Nunca Más, Perrón figura como uno de los oficiales que participó en el secuestro del entonces abogado del Cels Marcelo Parrilli, en febrero de 1981.

miércoles, 18 de mayo de 2016

Intercargo: La empresa estatal nombró a dos ex marinos activos en Grupos de Tareas en la dictadura

Represores para Intercargo

Pedro Giromini y Enrique Piaggio son los nuevos gerente y subgerente de prevención y seguridad de la operadora de rampas y servicios de tierra en aeropuertos. Y son dos veteranos de la ESIM de Mar del Plata, un centro de tortura.

 Por Alejandra Dandan

A través de la resolución 53, de 2016, la nueva dirección de Intercargo SA designó a dos marinos retirados de la Armada como gerente y subgerente de Prevención, Protección y Seguridad en la empresa estatal que opera rampas y servicios de tierra de los aeropuertos de todo el país. Son Pedro Eduardo Giromini y Enrique Mauricio Piaggio, que ya cumplieron funciones operativas durante la dictadura. Piaggio revistó en la emblemática Escuela de Suboficiales de Infantería de Marina (ESIM) de Mar del Plata entre 1976 y 1978, ubicada en el faro, considerada un centro clandestino de detención y hoy un Sitio de Memoria. Tuvo elogios en su legajo durante ese período y más tarde por “por haber sido voluntario para participar en operaciones contra la subversión sacrificando momentos de descanso y demostrando gran entusiasmo”. La fiscalía del Juicio Oral Base Naval II dio su nombre durante los alegatos de 2012 como parte de los nuevos nombres descubiertos entre quienes participaron “directamente” de la represión. A su vez, Giromini estuvo en Puerto Belgrano y la Escuela Naval Militar de Río Santiago en Ensenada, donde se informó que era un suboficial “excelente” para las actividades operativas.

Los nombramientos llevan la firma del nuevo gerente general de Intercargo, Mario Dell’Acqua, ex directivo de Techint y también egresado del liceo naval militar Almirante Guillermo Brown. “Considerando que resulta de imperiosa necesidad contar con el personal idóneo en calidad y capacidad profesional para asegurar el correcto desarrollo del objeto social de Intercargo SAC ocupándose de las cuestiones que le sean encomendadas. Que la incorporación del nuevo personal permitirá profundizar el desarrollo y la eficiencia de la actuación de esta sociedad en el mercado 1) Desígnase a partir del 4 de abril de 2016 como gerente de Prevención, Protección y Seguridad al señor Pedro Eduardo Giromini”. Y a través del artículo 2, “como subgerente al señor Enrique Mauricio Piaggio” (ver imagen).
Intercargo es una empresa que atiende los servicios en tierra de los aviones en aeropuertos de todo el país y está integrada en un 80 por ciento por el Ministerio de Economía y en un 20 por el de Defensa, según la descripción de la página web oficial. Hasta 1994, cuando pasó a manos del Estado, perteneció al empresario Alfredo Yabrán.

Los nombres de los nuevos funcionarios surgieron en los últimos años en las investigaciones de las causas de lesa humanidad. El legajo de Giromini fue remitido al juzgado 1 de Bahía Blanca en 2008, pero su apellido en todo caso es el más conocido debido a los alucinados lazos de parentesco con los Vildoza, parte de otra historia.

Un instructor en el Faro

De acuerdo a su legajo, Piaggio nació el 24 de mayo de 1952. En diciembre de 1973 egresó del Comando de Infantería de Marina. Y en 1976, 1977 y 1978 estuvo en la ESIM, primero como jefe de Sección Marineros y luego como oficial instructor. La ESIM es comparada al centro de exterminio de la Escuela de Mécanica de la Armada. Mercedes Soiza Reilly, fiscal del Juicio en Mar del Plata y actualmente del Juicio ESMA Unificado, definió que institucionalmente era una escuela de formación para infantes de marina, pero al mismo tiempo era un centro operativo y de torturas. “Una de las tareas del ESIM fue abastecer a los Grupos de Tareas de pelotones destinados a patrullar espacios urbanos y rurales. Eran hombres calificados para operar en el territorio que recibieron entrenamientos de parte de ‘instructores’”. La instrucción fue uno de los puestos de Piaggio. Las calificaciones que él mismo hizo durante ese período, permiten ver “un rol activo que no sólo queda demostrado porque fue calificado sino porque también dirigió calificaciones de subordinados que eran los muchachos destinados a ‘reventar’ las casas. Nombres que están ligados a lo que llamaron ‘lucha contra la subversión’”.

Durante ese juicio declaró un ex estudiante de la Marina, que ya había declarado durante la Conadep: Héctor Grumblat. Estudió en 1978. Durante el debate habló de dos espacios de detención: la “sala de comunicaciones” ubicada en el Chalet del Faro, hoy Sitio de Memoria, y una especie de pozo subterráneo con celdas, cerca de la playa. Y también contó que la escuela tenía una “batallón de alumnos” de Infantería de Marina a quienes adoctrinaban sobre la “realidad argentina” en cursos de lucha antisubversiva. Los profesores, dijo, “permanentemente bajaban línea sobre el gobierno militar y explicaban por qué los hombres de esa generación habían decidido tomar el poder, afirmando que los que estaban en contra eran ‘elementos subversivos’ a quienes debían combatir”. A los alumnos les enseñaron cómo proceder en un grupo operativo. Y que existían dos tipos de patrullas, la patrulla “fantasma” donde se salía de civil con armas largas, a secuestrar gente y combatirla, usándolas en zonas urbanas y rurales, y la patrulla “resorte”, a disposición de las necesidades de cualquier comando perteneciente a las tres fuerzas.

Piaggio, que estuvo destinado a la formación de los pelotones, obtuvo una calificación en su legajo de quien fue director del ESIM, Mario José Osvaldo Fórbice, condenado en 2013 a prisión perpetua. Así como Rubén Jacinto Chamorro era director de la ESMA, Fórbice lo fue de la ESI entre 1976 y 1979. Condenado a perpetua en 2013, dos años más tarde le subió la presión al ingresar a la sala de audiencias cuando estaba por comenzar el tercer juicio. Fue el año pasado cuando reconoció finalmente lo que se había negado a admitir, que efectivamente había un desdoblamiento de todas las unidades de la Armada como unidades de “combate”. El juicio de Mar del Plata probó de hecho su doble función: como director de la Escuela y como jefe de un Grupo de Tareas que operó dentro de la Fuerza de Tareas 6. El dato quedó reflejado en su legajo cuando un supervisor destacó su desempeño en el período del 7/09/76 al 26/12/76 como comandante de un GT y ocasionalmente como comandante de la FT 6.

“Los documentos de defensa analizados en ese juicio nos permitieron dejar al descubierto varios nombres de militares que intervinieron directamente en la represión”, dijo la fiscal en aquel momento a este diario. “Un ejemplo fue Oscar Ramón Gronda, que como subdirector de la ESIM era a la vez segundo comandante del Grupo de Tareas y jefe del batallón de alumnos (...) Y el otro caso fue Enrique Mauricio Piaggio que durante los años 1976 y 1977 se desempeñó en el ESIM como jefe de orientación de Infantería de II año, como jefe de la sección marineros primeros (1976) y como oficial instructor de primer año (año 1977). Fue calificado por Fórbice por sus actividades operativas, siempre intensas y sumamente exigentes; por su espíritu agresivo y por haber demostrado aplomo en las operaciones reales en que intervino. Además, repasando la totalidad de su legajo, es elogiado por haber sido voluntario para participar en operaciones contra la subversión, sacrificando momentos de descanso y demostrando gran entusiasmo.” El mismo elogio figura con la firma de un teniente de fragata, Alejandro Giromini, hermano del recién nombrado en Intercargo. Un testigo de identidad reservada declaró en un expediente de la Secretaría de Derechos Humanos sobre calabozos escondidos en un médano. El testigo estuvo en la ESIM entre 1978 y 1979. Dijo que “Giromini era un Teniente de Navío que iba y venía muy seguido al calabozo. Era flaco y alto, y muy burdo. Era jefe de primer año. Hacía mucho hincapié en que todo el mundo era malo, de no juntarse con los civiles que eran todos subversivos”.

Piaggio siguió hacia otros destinos a partir de 1979. Pasó por el Batallón de Seguridad del Estado Mayor de la Armada (BISA), un Grupos de Tareas de la Fuerza de Tareas 3 o Agrupación Buenos Aires, como la ESMA. Pasó por el Batallón de Infantería de Marina (BIM) y por la Escuela de Oficiales de la Armada (ESOA). Por estos antecedentes, la fiscalía cree que es importante hacer una investigación sobre todo su recorrido. Piaggio se retiró oficialmente de la Armada en 1995 con el grado de capitán de fragata. Años más tarde, la Ciudad de Buenos le denegó la incorporación al registro de Héroes de Malvinas, el diploma y el subsidio.

Río Santiago

Pedro Eduardo Giromini nació en 1953. Ingresó a la Armada el 2 de marzo de 1970. Y se retiró con un retiro voluntario el primero de enero de 1999, con grado de capitán de fragata y luego de haber pasado por Estados Unidos como agregado naval durante el gobierno de Carlos Menem. En la dictadura, pasó de teniente de corbeta a teniente de fragata entre 1976 y 1979. Y de acuerdo con su legajo tuvo entre sus destinos la Escuela Naval Militar de Río Santiago entre el 16 de enero de 1977 y el 27 de enero de 1978. Allí estuvo en la Compañía de Vigilancia y Seguridad, una estructura que contenía a los grupos operativos, como sucedió en la ESMA.

En 1977, su nombre aparece calificando a un suboficial infante de marina de la escuela, operativo de la Fuerza de Tareas 5. El suboficial cumplía tareas de Encargado de la Compañía Vigilancia y Seguridad con rol de combate encargado de Compañía. En esa ocasión, el hombre fue calificado por su jefe inmediato, el teniente de corbeta Bengoechea: “Hombre sumamente colaborador, se transformó en un elemento valioso en la faz operativa de la Escuela. Sin descuidar sus funciones de encargado de Compañía, también cumplió funciones operativas en la F.T. 5 donde mostró, seriedad, aplomo, iniciativa y extrema responsabilidad, en situaciones de extremo peligro frente al enemigo”. El mismo legajo tiene una nota firmada por el teniente de corbeta Pedro Giromini, de Vigilancia y Seguridad. Giromini informa que al suboficial no se le va a confeccionar una foja de conceptos para el periodo del 15/11/1977 al 14/03/1978 por no haber variado su concepto.

La escuela fue comandada para la época por el contralmirante Juan Carlos Herzberg, condenado a perpetua por el Tribunal Oral Federal de La Plata en el primer juicio a la Armada que concluyó el año pasado en esa ciudad. Otro oficio que hay en el legajo de ese mismo suboficial durante la misma época está firmado por Herzberg, y lleva el sello de la FT5. “En el desempeño de tareas asignadas en la Fuerza, ha merecido el siguiente concepto: Suboficial, que por su gran espíritu de colaboración, sus convicciones, su excelente predisposición para la ejecución de tareas operativas, ha tenido un excelente desempeño, enfrentando reiteradamente situaciones de riesgo personal”.

Pedro Eduardo y Alejandro son hermanos de Rodolfo Fernando Giromini, piloto del Ejército entre 1978 y 1983 con paso por Campo de Mayo, según datos del Ministerio de Defensa. Rodolfo se casó con Mónica Vildoza, hija de Jorge Vildoza, segundo de la ESMA. Rodolfo Giromini y Jorge, hijo de Vildoza, son o fueron socios en American Data, una empresa de juegos a la que la justicia le congeló los bienes cuando buscaba al marino prófugo para juzgarlo por la apropiación de Javier Penino Viñas