Seguimos exigiendo cárcel para los
responsables políticos
Avanza junio y se acerca el 26. Un nuevo aniversario de la Masacre de
Avellaneda. Trece años de aquel fatídico 26 de junio de 2002 en el que Darío
Santillán y Maximiliano Kosteki cayeron asesinados por las bala de la represión
policial. El piso de lo que hoy es la estación Darío y Maxi quedó regado por la
sangre de estos queridos compañeros víctimas de la brutal cacería ordenada por
el gobierno de Duhalde.
Aquel 26 de junio, en el marco de un vasto proceso de protagonismo popular,
diversas organizaciones de desocupados/asnos movilizamos al Puente Pueyrredón
para reclamar aumentos de salarios y subsidios, alimentos para los comedores,
por el desprocesamiento de las y los luchadores sociales y solidaridad con la
fábrica Zanón de Neuquén.
Durante los meses previos el descontento social había ido creciendo. El
gobierno de Eduardo Duhalde venía proyectando, junto con las fuerzas de
seguridad, un plan de acción para frenar la protesta popular. Ese día, el
gobierno había diseñado un esquema de seguridad a cargo de la Policía Federal y
Bonaerense, Gendarmería y Prefectura Naval. Finalmente, la represión desatada
se llevó la vida de los dos compañeros, y además hubo más de 30 heridos/as con
balas de plomo y decenas de detenidos/as.
Como luchadorxs, como militantes del campo popular, como trabajadorxs queremos
recuperar en toda su dimensión ese momento tan importante de nuestra historia
reciente. Rechazamos los “relatos” construidos desde los sectores de poder,
relatos que pretender legitimar una realidad que sigue siendo esencialmente
injusta. Apostamos a construir otro futuro y para ello debemos contar nuestra
propia historia y ser cada día más protagonistas de nuestro presente.
Darío y Maxi son nuestros mártires pero, fundamentalmente, son una bandera a
levantar, son ejemplo, son una guía indispensable para la acción. Ellos son la
organización desde abajo, la lucha en las calles, la construcción de poder
popular, la solidaridad hasta las últimas consecuencias. Claro que vale el
homenaje a nuestros muertos, pero sabiendo que el mejor homenaje es recuperar
su ejemplo, es continuar su lucha.
En estos 13 años el reclamo de justicia ha sido una constante. La lucha
unitaria de un conjunto de organizaciones logró la condena de los autores
materiales de los homicidios: el comisario Alberto Fanchiotti y el cabo
Alejandro Acosta. Pero siguen impunes los responsables políticos de la masacre,
empezando por el ex presidente Eduardo Duhalde y su ministro Aníbal Fernández
(hoy Jefe de Gabinete del gobierno nacional y precandidato a gobernador de
Buenos Aires por el kirchnerismo). La lucha por justicia y castigo a todos los
responsables sigue plenamente vigente; se logró que el juez federal Ariel Lijo
reabriera la causa por los responsables intelectuales y políticos de la
masacre, pero mucho más habrá que avanzar contra una institucionalidad que
defiende la impunidad de los poderosos.
Hoy la Argentina no es la misma que la del 2002. Encabezados por el
kirchnerismo, los sectores del poder lograron una indiscutible recomposición
del sistema capitalista y sus instituciones. Los sectores populares logramos
recuperar algunos derechos pero perdimos protagonismo y fuerza en las calles.
El horizonte de un “capitalismo serio” se asienta en el saqueo de los bienes
comunes, la precarización laboral, salarios y jubilaciones miserables. A trece
años de aquellas demandas, continuamos exigiendo trabajo genuino para todos/as,
porque la “década ganada” es, principalmente, para los empresarios que “se la
llevan con pala”.
En tiempos de elecciones, de disputas de grupos de poder, los candidatos que
repiten eslóganes vacíos mientras preparan nuevos ajustes contra el pueblo.
Entre ellos está Aníbal Fernández, uno de los responsables políticos de la
Masacre de Avellaneda, reciclado desde hace más de 10 años por el proyecto K y
ahora candidato en las próximas elecciones.
Ante este escenario que se preanuncia aún más duro para el pueblo, se vuelve
indispensable sostener el camino que transitaron Darío y Maxi. El de construir
una izquierda desde abajo, prefigurativa, con protagonismo popular, con la
mirada en Latinoamérica y también en las diversas experiencias históricas de
lucha de nuestro pueblo.
En el marco actual no desconocemos la instancia electoral; llamamos a
participar de las elecciones votando a los candidatos del FIT porque entendemos
que son los que expresan una perspectiva favorable a los trabajadores y
trabajadoras. Pero tenemos claro que los cambios de fondo vendrán de la organización
y la lucha colectiva. Nos sentimos parte de un proceso regional que tiene en
Venezuela y en Bolivia sus expresiones más avanzadas. Y en este punto se
agigantan las figuras de Darío y Maxi. Ellos viven en cada una de nuestras
luchas: en el barrio, en los lugares de trabajo, en las escuelas y
universidades, en la defensa del medio ambiente, en las luchas contra el
machismo y el patriarcado y una vida libre de violencia. Ellos son un mojón
indispensable en nuestro camino hacia el cambio social, en nuestra apuesta por
el feminismo popular, en el diseño del buen vivir nuestroamericano, en el
desafío por construir colectivamente el socialismo desde abajo.
Por todo esto, como cada año, este 26 de junio estaremos en las calles de todo
el país recordando a nuestros cumpas, reclamando justicia, luchando, como nos
enseñaron, con coraje, compromiso y vida.
Darío y Maxi presentes en nuestra lucha!!!
Castigo para los responsables políticos de la Masacre de Avellaneda.
Cárcel para Eduardo Duhalde, Aníbal Fernández, Alfredo Atanasof, Juan José
Álvarez Felipe Sola, Luis Genoud, Oscar Rodríguez y Jorge Matzkin.
Como Darío y Maxi no negociamos nuestros sueños.
Por el socialismo, el feminismo y el poder popular