domingo, 28 de junio de 2015

A 13 años de la masacre de Avellameda: Darío y Maxi presentes en nuestras luchas



Seguimos exigiendo cárcel para los responsables políticos

Avanza junio y se acerca el 26. Un nuevo aniversario de la Masacre de Avellaneda. Trece años de aquel fatídico 26 de junio de 2002 en el que Darío Santillán y Maximiliano Kosteki cayeron asesinados por las bala de la represión policial. El piso de lo que hoy es la estación Darío y Maxi quedó regado por la sangre de estos queridos compañeros víctimas de la brutal cacería ordenada por el gobierno de Duhalde.

Aquel 26 de junio, en el marco de un vasto proceso de protagonismo popular, diversas organizaciones de desocupados/asnos movilizamos al Puente Pueyrredón para reclamar aumentos de salarios y subsidios, alimentos para los comedores, por el desprocesamiento de las y los luchadores sociales y solidaridad con la fábrica Zanón de Neuquén.

Durante los meses previos el descontento social había ido creciendo. El gobierno de Eduardo Duhalde venía proyectando, junto con las fuerzas de seguridad, un plan de acción para frenar la protesta popular. Ese día, el gobierno había diseñado un esquema de seguridad a cargo de la Policía Federal y Bonaerense, Gendarmería y Prefectura Naval. Finalmente, la represión desatada se llevó la vida de los dos compañeros, y además hubo más de 30 heridos/as con balas de plomo y decenas de detenidos/as.

Como luchadorxs, como militantes del campo popular, como trabajadorxs queremos recuperar en toda su dimensión ese momento tan importante de nuestra historia reciente. Rechazamos los “relatos” construidos desde los sectores de poder, relatos que pretender legitimar una realidad que sigue siendo esencialmente injusta. Apostamos a construir otro futuro y para ello debemos contar nuestra propia historia y ser cada día más protagonistas de nuestro presente.

Darío y Maxi son nuestros mártires pero, fundamentalmente, son una bandera a levantar, son ejemplo, son una guía indispensable para la acción. Ellos son la organización desde abajo, la lucha en las calles, la construcción de poder popular, la solidaridad hasta las últimas consecuencias. Claro que vale el homenaje a nuestros muertos, pero sabiendo que el mejor homenaje es recuperar su ejemplo, es continuar su lucha.

En estos 13 años el reclamo de justicia ha sido una constante. La lucha unitaria de un conjunto de organizaciones logró la condena de los autores materiales de los homicidios: el comisario Alberto Fanchiotti y el cabo Alejandro Acosta. Pero siguen impunes los responsables políticos de la masacre, empezando por el ex presidente Eduardo Duhalde y su ministro Aníbal Fernández (hoy Jefe de Gabinete del gobierno nacional y precandidato a gobernador de Buenos Aires por el kirchnerismo). La lucha por justicia y castigo a todos los responsables sigue plenamente vigente; se logró que el juez federal Ariel Lijo reabriera la causa por los responsables intelectuales y políticos de la masacre, pero mucho más habrá que avanzar contra una institucionalidad que defiende la impunidad de los poderosos.

Hoy la Argentina no es la misma que la del 2002. Encabezados por el kirchnerismo, los sectores del poder lograron una indiscutible recomposición del sistema capitalista y sus instituciones. Los sectores populares logramos recuperar algunos derechos pero perdimos protagonismo y fuerza en las calles. El horizonte de un “capitalismo serio” se asienta en el saqueo de los bienes comunes, la precarización laboral, salarios y jubilaciones miserables. A trece años de aquellas demandas, continuamos exigiendo trabajo genuino para todos/as, porque la “década ganada” es, principalmente, para los empresarios que “se la llevan con pala”.

En tiempos de elecciones, de disputas de grupos de poder, los candidatos que repiten eslóganes vacíos mientras preparan nuevos ajustes contra el pueblo. Entre ellos está Aníbal Fernández, uno de los responsables políticos de la Masacre de Avellaneda, reciclado desde hace más de 10 años por el proyecto K y ahora candidato en las próximas elecciones.

Ante este escenario que se preanuncia aún más duro para el pueblo, se vuelve indispensable sostener el camino que transitaron Darío y Maxi. El de construir una izquierda desde abajo, prefigurativa, con protagonismo popular, con la mirada en Latinoamérica y también en las diversas experiencias históricas de lucha de nuestro pueblo.

En el marco actual no desconocemos la instancia electoral; llamamos a participar de las elecciones votando a los candidatos del FIT porque entendemos que son los que expresan una perspectiva favorable a los trabajadores y trabajadoras. Pero tenemos claro que los cambios de fondo vendrán de la organización y la lucha colectiva. Nos sentimos parte de un proceso regional que tiene en Venezuela y en Bolivia sus expresiones más avanzadas. Y en este punto se agigantan las figuras de Darío y Maxi. Ellos viven en cada una de nuestras luchas: en el barrio, en los lugares de trabajo, en las escuelas y universidades, en la defensa del medio ambiente, en las luchas contra el machismo y el patriarcado y una vida libre de violencia. Ellos son un mojón indispensable en nuestro camino hacia el cambio social, en nuestra apuesta por el feminismo popular, en el diseño del buen vivir nuestroamericano, en el desafío por construir colectivamente el socialismo desde abajo.

Por todo esto, como cada año, este 26 de junio estaremos en las calles de todo el país recordando a nuestros cumpas, reclamando justicia, luchando, como nos enseñaron, con coraje, compromiso y vida.

Darío y Maxi presentes en nuestra lucha!!!

Castigo para los responsables políticos de la Masacre de Avellaneda.

Cárcel para Eduardo Duhalde, Aníbal Fernández, Alfredo Atanasof, Juan José Álvarez Felipe Sola, Luis Genoud, Oscar Rodríguez y Jorge Matzkin.

Como Darío y Maxi no negociamos nuestros sueños.
Por el socialismo, el feminismo y el poder popular

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