miércoles, 26 de septiembre de 2012

Día 20 : El círculo se va cerrando sobre Pedraza


El día 25 declararon seis testigos y la audiencia terminó antes de las 16 horas. Todo un récord. El desarrollo del juicio es lento y raramente alcanzan a declarar más de dos o tres testigos en una audiencia. La razón fundamental son las controversias que despiertan los interrogatorios de los abogados defensores. Nuestra abogada, Claudia Ferrero, señaló a los medios durante el fin de semana “no podemos avanzar por la gran cantidad de interrogaciones que hace la defensa sin aportar nada y sin lograr nada”. Es que sus cuestionarios no surgen del desarrollo concreto del juicio sino del intento por forzar una situación que no ha sido (ni podrá ser) acreditada: que se trató de un “enfrentamiento”. Todos los testigos que declararon hasta ahora brindaron un relato homogéneo de los hechos y eso desespera a los abogados de Pedraza y su patota. “La defensa teme que lleguemos a las pruebas concretas que vinculan a la cúpula de Unión Ferroviaria con este plan criminal”, denunció Ferrero en declaraciones radiales.

De acuerdo a las declaraciones que escuchamos hasta ahora, es posible afirmar que la patota portaba al menos seis armas de distinto tipo y calibre. La agresión –criminal y cobarde- fue descripta no solo por los militantes del Partido Obrero sino también por “arrepentidos” de la patota, obreros de la zona, un psicólogo que pasaba por el lugar, un puestero de comida al paso, un chofer de micros y hasta varios policías. Concluida la acreditación de los hechos, la fase siguiente del juicio girará en torno a la organización del ataque y a las motivaciones políticas y económicas que tuvo detrás. El círculo se cierra con Pedraza.

Luego del testimonio de Omar Merino el jueves pasado -que insumió ocho horas agotadoras-, el tribunal se puso severo con la pertinencia de los interrogatorios. La audiencia adquirió así un ritmo más ágil y fue posible cumplir con todos los testimonios previstos para este día.

En la sala, estuvieron presentes apenas cuatro de los 10 detenidos: Gabriel Sánchez, Daniel González, Guillermo Uño y Cristian Favale. Favale dijo sentirse mal y pidió retirarse antes de la finalización de la audiencia. Lo hizo tambaleándose, ayudado por personal del Servicio Penitenciario.

Los testigos

Hoy declararon Marcelo, José, Mauro, Sebastián y “El Colo” Aguirrezabala, todos ellos compañeros de militancia de Mariano. En los casos de Marcelo y Mauro, compartían con Mariano, además, una intensa amistad. Por otra parte, el testimonio de Ulises de Oliveira – quien atendía un puesto callejero frente al edificio de Chevallier- fue ciento por ciento coherente con el de los compañeros.

El primero en pasar al estrado fue Marcelo. Describió a un tirador parado en medio de la calle, ubicado a apenas 30 metros suyo. “Era una persona corpulenta, grandota, de cómo 1,80, que no estaba vestida de ferroviario”. Marcelo no distinguió el sonido de los disparos, pero lo vio abrir fuego al menos dos veces. “Por la adrenalina, no caía. No era consciente de que eran armas con balas de plomo. Pensé que eran balas de salva, que lo hacían para asustarnos”.

“Cuando terminó el ataque, busqué a Mariano pero no lo encontré. Me dijeron que estaba herido de gravedad. Ahí creo que me di cuenta de lo que había pasado. Llamamos a la mamá para avisarle y con un grupo de compañeros fuimos hasta el hospital. Cuando llegamos, nos encontramos a la familia llorando…”.

Oliveira, que de lunes a lunes vendía sándwiches en la entrada a Chevallier, fue corto y conciso. “Ese día, vi grupo de personas en la esquina de Santa Elena y Luján haciendo una asamblea. Estaban reunidos, conversando tranquilos. Veía banderas partidarias, pero en ese momento no sabía quiénes eran. Avanzaron por Luján hacia Pedriel y pasaron delante mío. Entonces veo a un segundo grupo, de gente con ropa de grafa, que vienen corriendo con piedras en las manos. Cuando empezaron a volar piedras, me tiré debajo de un auto. Cuando salí, vi policía, había un carro hidrante”. Oliveira dijo que no vio que los policías intentaran detener a nadie.

Los demás testimonios también abundaron en el relato de los hechos. Los compañeros describieron el intento por alcanzar las vías apenas cruzaron el puente Bosch hacia Capital y la primera agresión de la patota, que contó con el apoyo de la infantería policial. Describieron la asamblea en Luján y Santa Elena y la decisión de dar por concluida la jornada de lucha. Relataron la retirada de la columna y la agresión de la patota; hablaron del cordón de seguridad, de los disparos, de la indignación con la policía porque fue cómplice de los agresores. Contaron de la marcha a la avenida Vélez Sarsfield para tomar los colectivos hacia Corrientes y Callao y de cómo se enteraron de la muerte de Mariano.

Los interrogatorios de los abogados defensores pasaron sin pena ni gloria. Freeland ensayó algunas de sus características provocaciones, pero fue reprendido por el tribunal y se retrajo inmediatamente. Al finalizar la audiencia, el abogado de Pedraza, Carlos Froment, pidió algunos procesamientos por “falso testimonio”. Es imposible que prosperen, pero como solicitarlos es gratuito…

De acuerdo a lo que ocurre dentro de la sala de audiencias, Pedraza, Fernández, los  patoteros y los policías marchan directo a una condena a prisión perpetua. Solamente una injerencia extraña al juicio, proveniente del poder político, podría alterar este resultado inexorable.

Hoy, la burocracia sindical opositora -la de Moyano y el “Momo” Venegas-, realizó un acto de reivindicación de José Ignacio Rucci en las puertas del tribunal. En el otro extremo de la ciudad, la burocracia oficialista –la de Caló y la ´CGT Balcarce´- también hacía lo propio en el cementerio de la Chacarita.

En el subsuelo de Comodoro Py, en cambio, la burocracia sindical estaba siendo juzgada por el crimen de un obrero revolucionario.

http://po.org.ar/mariano-ferreyra/

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