martes, 5 de febrero de 2013

En el juicio por el crimen de Mariano, se expusieron diálogos telefónicos de los ferroviarios

Las escuchas que comprometen a la patota

En una de las grabaciones, el barrabrava Cristian Favale, reclutado por la Unión Ferroviaria, advierte: Si yo caigo, caen todos conmigo”. Otros diálogos complican a José Pedraza, el Gallego Fernández y más dirigentes del sindicato.

 Por Ailín Bullentini

“Te la hago cortita. Si yo caigo, caen todos conmigo.” La advertencia la realizó Cristian Favale, uno de los acusados de haber disparado el arma que mató al militante Mariano Ferreyra el 20 de octubre de 2010, muy poco tiempo antes de entregarse a la Justicia. Fue durante un diálogo telefónico con el hijo del delegado de la Unión Ferroviaria Pablo Díaz, señalado como el reclutador de la patota que apedreó y emboscó a un grupo de trabajadores tercerizados y militantes de partidos de izquierda que aquella mañana intentaron, sin éxito, cortar las vías de la ex línea Roca de ferrocarriles. Ese fue uno de los tantos diálogos que el Tribunal Oral en lo Criminal porteño número 21 expuso ayer durante una de las últimas audiencias antes de que comiencen los alegatos en el juicio que evalúa las responsabilidades de 18 acusados, entre altos dirigentes ferroviarios, delegados sindicales y policías federales, en el crimen de Ferreyra y las heridas graves sufridas por otros tres militantes.

Los extractos de diálogos telefónicos protagonizados por Favale son una de las pruebas que confirman con más fuerza su participación en la emboscada de los ferroviarios a los tercerizados, así como su vínculo con Díaz. En las conversaciones grabadas, Favale niega haber sido el autor del asesinato, asegura saber quién es el culpable y reclama, en diálogo con diversos interlocutores, algunos de ellos ferroviarios, otros policías, protección e información acerca de su situación en la causa.

En medio de la reproducción de las escuchas, la defensora del acusado, María Florencia Hegglin, solicitó que se abandonara la acción ya que los diálogos “ya formaban parte del expediente”. En vano intentaron respaldar la estrategia los defensores del ex secretario de la Unión Ferroviaria José Pedraza y de su segundo, Juan Carlos “Gallego” Fernández.

Pedraza y Fernández fueron protagonistas de las escuchas que se reprodujeron antes de las de Favale. Entre los diálogos ventilados se escuchó el ya famoso “informan del otro lado que son verdes, reitero, son verdes”, mensaje de voz que el ex agente de la SIDE Juan José Riquelme le dejó al líder de la UF en el contestador de su teléfono, aludiendo a un soborno para digitar el sorteo de la causa. Además, se expusieron diálogos comprometedores con el ministro de Trabajo de la Nación, Carlos Tomada –en tono de negociación por el pase a planta permanente de los tercerizados– y la solidaridad que le expresó, ante la situación, la viceministra de esa cartera, Noemí Rial.

Una de las grabaciones más fuertes de la línea telefónica de Favale ya había trascendido durante el proceso de instrucción de la investigación. Desde la cárcel, ya detenido como uno de los sospechosos de asesinar a Ferreyra, Favale llamó a su pareja a la casa de Florencio Varela que compartieron hasta el 24 de octubre de 2010, cuando el barrabrava decidió entregarse.

Favale: –Vamos a aguantar la que venga. Yo sé quién disparó.

Su mujer: –Todo mal para tu lado. No quieren hablar...

Favale: –¡Nadie quiere decir! Me quieren engarronar a mí, pero mejor que se hagan cargo porque, si no, esto va a ser una explosión. La jueza va a saber que no miento. Si yo quedo en cana todo se va a pagar... Ellos no me pueden dejar en cana. Pedraza sacó un montón de papeles de su oficina, se quiere desligar de lo que pasó. ¡Si fueron ellos! Me quieren pagar... ¿Para que me haga cargo de qué? Mirá si voy a cobrar ocho mil pesos por mes para comerme 25 años acá adentro. Estos giles me quieren engarronar, pero yo al número de Pablo (Díaz) lo tengo bien guardado. Que se curta ese puto, que fue él... Yo voy a hablar...

Luego, se oyeron charlas que el acusado mantuvo los días inmediatamente posteriores a los hechos fatales con el hijo de Díaz y con el ferroviario Mario Giusti, los únicos dos vínculos que pudo sostener con el delegado que aparentemente lo habría convocado para “echar a los piqueteros de las vías” aquel mediodía de octubre. “‘Ta todo mal, amigo, me están allanando mi casa, ¿Dónde está tu papá? ¿Está con vos?”, le pregunta en tono desesperado Favale a un hombre al que llama Catriel, el hijo de Díaz. Cuando éste le dice que Díaz no está, Favale le pide: “Muevan cielo y tierra para hacer algo. Hagan algo”.

En otra ocasión intenta encontrar al delegado con Giusti, a quien le pide hablar “urgente con Pablo. Me allanaron la casa, es urgente, pasame con él”. Su interlocutor le aconseja que se quede “tranquilo”: “Vos quedate tranquilo que no vas a quedar tirado. Hablá conmigo y si te agarran, tranquilo que tirado no vas a quedar”. “Acá se viene una grosa. Están diciendo que van a ir a buscar uno por uno (en referencia a la pista de la patota). Tengo tres pibes, ¿sabés cómo está mi familia?”, le respondió el barrabrava. Los diálogos con Giusti continúan. “No me voy a entregar porque yo sé que me están buscando y hasta que no tenga garantías para mí y mi familia no me voy a entregar”, le apunta al hombre de la UF encargado de controlarlo: “Vos guardate y si tenés mala leche de que te agarren, quedate callado y tranquilo hasta que pinte un abogado”, le responde Giusti.

En otra conversación, el ferroviario le informa a Favale que le consiguieron un abogado, una señal de que ya era hora de entregarse a la Justicia. El sospechoso de haber manipulado una de las armas que portó la patota el 20 de octubre de 2010 se entregó a la Justicia el 24 de octubre de 2010. Díaz ya estaba tras las rejas.

–Ya sabés lo que tenés que decir –le advirtió Giusti.

–Yo digo que fui ahí desde Constitución, pero que yo no fui (quien mató a Ferreyra) y me planto ahí –concluyó Favale.

La denuncia por hostigamiento
 Por Ailín Bullentini

La familia de Mariano Ferreyra denunció el hostigamiento vía redes sociales hacia la figura del joven asesinado y a su hermano Pablo. Los responsables del contenido vertido en Internet a través de dos cuentas en Twitter y una en Facebook pertenecerían a un grupo organizado de Córdoba. “Más allá del daño que causaron a nivel personal, lo grave es que haya gente que adhiera al punto de vista de uno de los sectores más reaccionarios de la Argentina de hoy, que es la burocracia sindical ferroviaria, ultrapodrida, que defiende negocios a los tiros”, consideró Pablo Ferreyra. Fue él quien recibió el domingo pasado la solicitud del perfil @perejilazo en Twitter, alguien haciéndose pasar por Mariano lo comenzó a atacar. “Yo estoy horizontal porque me cuetearon. Vos ahora podés echar panza y dedicarte a rascarte los huevos como otros ex troscos treintañeros.” Y siguió: “Pablo, sacaste la credencial de familiar de víctima para no laburar más”. Además, ese usuario amenazó a una militante del PO. El lunes apareció otra cuenta, @cristianfavale –el nombre de uno de los acusados por el crimen– que difundió más mensajes agresivos: “Si pudiera volver el tiempo atrás apuntaría más alto, así no le pego a ningún pelotudo”. En Facebook, el usuario “antitrotskismo” difundió la imagen de Ferreyra sin vida con la leyenda “el único trosco bueno es el trosco muerto”. Luego de un repudio virtual masivo, las cuentas ya no existen. “Hubo un crimen que de alguna manera nos interpela a todos. Me parece lamentable que se lo utilice así”, concluyó Pablo.

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